Un Troglodita Al Mando Del Mundo
VENEZUELA | Por Modesto Emilio Guerrero – Donald Trump, representante republicano a la Casa Blanca, fue reconocido como ganador de los comicios electorales celebrados durante este martes 8 de noviembre en una reñida contienda contra su rival demócrata, Hillary Clinton.
No sólo un argentino fue Papa, un negro se hizo Presidente y un pueblo votó por la continuación de la guerra en un país llamado Colombia, también un troglodita dirigirá los destinos del mundo en los próximos cuatro años.
Entre las principales causas de tan sorprendente triunfo debe registrarse el cansancio de las clases medias profesionales y los trabajadores de más abajo, con la caída de su stàndard de vida. En los últimos 30 años su nivelde vida descendió por la caída de su nivel adquisitivo. Trump, a falta de una propuesta socialista seria, fue la salida encontrada por ese sector social, para redimirse y buscar una solución en su imaginario.
Pero también pesó mucho el propio perfil de Hilary Clinton. Logró ganarse mucho rechazo entre los mismos sectores, aunque avanzó bastante entre los latinos, mujeres y negros, pero no lo suficiente para superar el otro porcentaje de rechazo a su figura. Clinton, además de pertenecer a lo más selecto de la élite política norteamericana, miembro del Clan Clinton, fue Secretaria de Exterior (canciller) y desde es lugar de poder representó al lobye armantístico de su país, por ejemplo destrozando a Libia.
Por supuesto, a poco norteamericanos les importó este hecho, pero a la clase media más ilustrada, que despertó con el espanto de la crisis bancaria de 2009 y la sucesión de las cinco guerras externas de EEUU en Medio y Lejanoo oriente, no era muy agradable la figura de Clinton: la vieron asociada directamente a esa práctica guerrerista.
La sociedad norteamericana se latinoamericaniza. El triunfo de Dónald Trump, quizá, sea la expresión de esa tendencia. La combinación de sus líos internos irresueltos, podría llevar al país a su primera gran crisis política y social desde 1975.
El peor temor de la clase dominante de EEUU y el mundo ha ocurrido. Como cuando descubrieron que Hitler no era solo un bocón, que era capaz de hacerles la guerra en Londres, Moscú, París y la mismísima Washington. Donald Trump no es Hitler, pero como aquel representante del imperialismo europeo, fue la pieza dislocante del sistema de dominación mundial de entonces.
Cuando el canciller británico Chamberlain y José Stalin le abrieron la puerta al poder europeo pactando con él, como si fuera uno de los suyos, descubrieron que se trataba de un incontrolable e imprevisible loco de sus entrañas.
Lo mismo siente la clase dominante norteamericana sobre Trump, aunque este marruñeco no tenga la posibilidad de ser Hitler, porque no debe enfrentar a un poderoso movimiento obrero marxista en la columna vertebral del mundo, como debieron hacerlo Hitler, Musolini antes, Roosvelt y Churchill.
Pero esa misma clase domimamte desconfia de Donald Trump. Ya lo ha manifestado en las Bolsas de Valores cada vez que el melenudo rubio superaba a la Clinton en las encuestas. Ahora deberá arreglárselas, con un hombre sin carrea política en el Estado (un outsider), o sea, alguien que no ha sido probado en el manejo del sistema de poder, es decir, menos confiable que quienes fueron adocenados en el manejo del Estado burgués durante décadas, como la Señora Clinton.
En ese sentido, y sólo en ese, Dónald Trump es imprevisible.
Algunos especialistas coinciden en que la retórica del Trump candidato podría llegar a variar tras asumir el cargo como jefe de Estado. Ello hace pensar que nada está escrito y que serán las acciones de Donald Trump como primer mandatario las que indicarán, con certeza, cuál será el rumbo que tomará su gestión como titular de la Casa Blanca.
Eso puede ser cierto. Estados Unidos es un imperio controlado por corporaciones previsibles, no por recién llegados, sean estos medio negros como Barak Obama o extravagantes rubicundos como Dónald Trump.
Por Modesto Emilio Guerrero