El MuMe presentará este martes el Archivo Oral de la Memoria
URUGUAY | CULTURA (Montevideo – SAB.04.NOV / ESPECIAL Por Prensa MuMe) – El próximo martes 7 de noviembre a las 18 hs se presentará el Archivo Oral de la Memoria. La actividad se realizará en el Salón Rojo de la Intendencia (Av. 18 de Julio 1360), y tiene como objetivo presentar el trabajo que se desarrolla desde hace un año. Entrevista a Ana Sosa, la coordinadora del proyecto.
¿Desde cuando existe el Archivo Oral y cómo surge la idea de crearlo?
Surge desde hace dos años cuando nos juntamos para ver qué hacer con los Sitios de Memoria. Entonces, el Museo de la Memoria (Mume) propone trabajar con el [Centro Clandestino de Detención] 300 Carlos o Infierno Grande, y comenzar un Archivo Oral de la Memoria.
Venimos trabajando desde octubre del año pasado, en ese momento realizamos la primera entrevista, hoy ya llevamos 43 entrevistas. Esta es una colección, la de la gente que pasó por el 300 Carlos; la idea es que las colecciones sigan con la gente que pasó por La Tablada, distintos centros de detención, por el incilio y el exilio.
¿Cómo está conformado el equipo del Archivo?
Está conformado por un grupo diverso de entrevistadores. Entre seis y ocho, que vienen de las más distintas disciplinas, desde la educación a la comunicación, pasando por la historia y la antropología. También hay un equipo de tres camarógrafos, un productor y yo coordinando.
¿Hay antecedentes de un proyecto de este estilo en Uruguay?
En Uruguay no. Sí hay un Archivo Oral, pero no en formato audiovisual, en la Facultad de Humanidades, que se centra en los años `50 y `60. Está hecho por estudiantes que pasaban por las clases de metodología en historia, estaba a cargo Dante Turcatti, ahora está Cristina Pintos. Que yo sepa no hay otro archivo oral.
¿Han tomado referencia de otros Archivos similares, de otros lugares, para guiarse?
Sí, de Memoria Abierta (Argentina) que funciona en la Ex-ESMA, y está conformado por varias organizaciones sociales que trabajan sobre un Archivo Oral desde hace diez años, con formato audiovisual. También hemos tomado referencia de otros lugares, como por ejemplo Chile, también de Valencia, hay varios archivos orales, sobre todo me acuerdo de esos tres.
Memoria Abierta y el proyecto de Valparaíso, Chile, han sido referentes para nuestro trabajo. También estamos armando nuestras propias experiencias e introduciendo cosas que no están en ninguno de los dos pero que a nosotros nos parecieron importantes, como por ejemplo un equipo de psicólogos que trabaje con el grupo de entrevistadores y camarógrafos.
¿De estos 43 testimonios recolectados podés hacer alguna caracterización o sensación de lo que se encontró?
Sí, en cuanto investigación sobre todo. Cuando empecé a trabajar teníamos los testimonios que habían salido en la revista Estudios y algún testimonio suelto de alguna declaración. Yo empecé a trabajar con eso.
¿Qué se sabia de los Centros Clandestinos de Detención (CCD)?, se tenía una idea pero no un funcionamiento cabal de cómo funcionaba. No había una idea de lo que era la sistematización de la tortura. No se tenía idea de cuántas personas habían pasado por ahí, si bien había compañeros que tiraban números. Hoy no se sabe a ciencia cierta la cantidad de gente que pasó, pero se puede decir que entre 500 y 600 personas pasaron por ese CCD, con nombres y apellidos, entonces ya es un avance.
Por otro lado se sabe como funcionó a lo largo del tiempo el CCD y la posterior internación de los presos. Cuando vos le preguntabas a un preso dónde estuvo, te decía en el Penal de Libertad o en el Penal de Punta de Rieles. Hoy te dicen: estuve en La Tablada, en el Noveno y después fui a parar a Punta de Rieles. Hoy te hacen un recorrido, ellos mismos tomaron conciencia de que estuvieron en otros lados. Yo antes no había visto eso. Incluso hoy cuando llamo por teléfono a alguien y le pregunto dónde estuvo, me dice “estuve en el Penal de Libertad”. Entonces le digo, ¿y antes?… tenés que ir retrocediendo para que la gente tome concienca de que estuvo en un CCD, también que tome conciencia de que fue secuestrado. Conciencia no es la palabra, sino que comience a visibilizar que hubo secuestro, que hubo desaparición forzada y después aparición en la mayoría de los casos. Pero sí hubo un período de desaparición y eso también es importante. Hubo gente que estuvo de 24 hs a seis, siete, ocho meses desaparecida. En momentos en que en el Río Uruguay aparecían los cadáveres NN o los famosos Orientales. Entonces para las familias era un desaparecido, las figuras de desaparecidos estaba latentes. No se tiene conciencia de eso.
¿Cómo son las reacciones de las personas con las que te contactás por primera vez para ser entrevistadas?
Casi todo el mundo, la gran mayoría, acepta. Tienen la necesidad de hablar.
Hay gente que fue duramente golpeada y que no ha podido sanar esas heridas. No puede hablar, o no quiere, o le duele mucho todavía y no tiene posibilidades, no quiere o no puede. Todo el mundo remarca que esto es un gran acontecimiento, una gran noticia para ellos. Que cuando estén preparados quisieran hacerlo.
¿Ves cambios entre esta primera reacción y cómo quedan después de haber hecho la entrevista?
En algunos sí, para muchos es muy reparador. Hablar, poder ser escuchado, que sea público también es reparador.
¿Qué va a pasar con el material recolectado? ¿Cuál es el destino además del registro?
El material va a estar accesible al público. Va a haber una página web en la página del Museo de la Memoria en la que se van a poder ver las referencias de las diferentes personas. Estarán en distintas colecciones, la persona podrá elegir lo que busca investigar en determinado momento de la historia. Los testimonios arrancan desde el nacimiento de las personas, podés investigar las inmigraciones si querés o los años `50 o `60, o el comienzo de la dictadura, o la dictadura en sí o la huelga general, o cualquiera de los episodios, o el exilio o cómo están viviendo las denuncias y las marchas en la actualidad. Tenés una amplia gama de investigación y eso es lo que se intenta.
¿Además del equipo de psicólogas, qué otras redes de profesionales, organizaciones o instituciones que están apoyando el trabajo del Archivo Oral?
Nos apoyamos en un equipo de consultores: historiadores, sociólogos, psicólogos, antropólogos, que nos van guiando si vamos bien, vamos mal. También la Institución Nacional de Derechos Humanos ha puesto al equipo de psicólogas a disposición. Incluso las entradas al 300 Carlos se están haciendo con psicólogas a partir de ahora. Con una preparación previa antes de entrar, que también es importante.
¿Cómo relacionás la creación del Archivo Oral con las políticas de reparación y de Verdad, Memoria y Justicia?
Bueno, es un resurgimiento. Yo siempre estuve medio atenta a lo que pasaba en relación a la política de memoria. El Mume nació hace 10 años, por algo nació hace 10 años. Las primeras denuncias datan de hace 10 o 12 años. Si bien hubo antes, hubo un tiempo de paralización porque no había posibilidades reales de que eso avanzara. Pienso que después de la Ley de Caducidad hubo como un achatamiento. Se empieza a pedir con las marchas pero muy tibiamente.
¿Hay metas u objetivos de cara al 2018?
La primera meta es conseguir financiación para que el proyecto pueda avanzar mejor. Más allá de que tenemos la financiación del Mume, tenemos que pensar que para que el proyecto avance vamos a tener que conseguir presupuesto. Mantener este equipo de profesionales trabajando no es dinero que el Mume tiene, necesitamos que se destine algo más. La idea de presentarlo en público no es para que quede parado sino para que avance. La idea es que haya otras colecciones: de familiares, otros centros de detención, el exilio. Tenemos gente contactada que quiere dar su testimonio, pero que no está contemplada en esta primera etapa. Hay que buscar financiación para poder avanzar.
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