Comisión por el agua y la vida se pronuncia frente a crisis del Covid19
URUGUAY | Comunidad | Por: Prensa CNDAV – ¿Cómo surgen los problemas y cómo se organizan las soluciones?. En los días que corren desde que se ha decretado la pandemia del Coronavirus (COVID 19) ha quedado claro la necesidad incuestionable del Agua como elemento de combate a la propagación del virus. El carácter de derecho humano al agua y su vínculo con la lucha por la vida que defendemos diferentes colectivos a lo largo y ancho del continente americano y del mundo ha quedado en evidencia una vez más.
Por ello, desde la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida nos vemos en la necesidad de comunicar al pueblo uruguayo y a todos los colectivos, organizaciones, sindicatos, que luchan por la defensa del agua y los bienes comunes, nuestra posición ante esta pandemia.
En primer lugar, exigimos el establecimiento de políticas de ordenamiento territorial con participación popular para la definición de criterios de uso del agua en cada cuenca hidrográfica del país, teniendo en cuenta lineamiento claros y organizativos a la hora de la planificación, ejecución y control de las actividades productivas y recreativas. Para ello se deberá priorizar los usos sociales, tal como establece la Constitución de la República en su artículo 47. En el contexto de la emergencia nacional por el COVID 19 es claro que esas prioridades deberán estar puestas en:
– el acceso de la población al saneamiento y al agua potable en cantidad y calidad suficientes.
– la producción y distribución de alimentos agroecológicos a nivel local para satisfacer las necesidades de la población.
En segundo lugar rechazamos categóricamente la resolución del gobierno uruguayo de aumentar en más del 10% la tarifa de agua potable, así como los otros servicios públicos. En ningún contexto es admisible que se incremente la tarifa del acceso al agua potable a todos los usuarios, pero menos aún en la lucha contra la propagación del COVID 19. Por el contrario la medida que se debe adoptar es no suspender el servicio esencial a viviendas por imposibilidad de pago y suministrar agua en forma inmediata a viviendas ocupadas y asentamientos.
Este tipo desmedido de incremento de los servicios públicos básicos, afectará de manera mucho más grave a los sectores social e históricamente más vulnerables para los cuales en la mayor parte de los casos el Agua es el único elemento accesible para la higiene personal y doméstica, y, por ende, para hacer frente a la pandemia.
En tercer lugar expresamos que la crisis que vivimos es una crisis mundial del sistema capitalista. Es una crisis humanitaria-sanitaria-económica-ambiental-civilizatoria, potenciada por la aparición de un virus que se multiplica por todo el planeta.
En cuarto lugar antes de la llegada del COVID-19 los pueblos de nuestro continente y otras zonas del mundo contábamos ya con miles y miles de muertes al día por desnutrición, enfermedades asociadas a falta de agua potable y saneamiento, guerras, exterminio, entre otros.
La gran diferencia con lo anterior es que este virus no hace distinción de clases sociales para contagiar y poner en riesgo la vida humana. Sin embargo la concepción de que es un “enemigo común” y que nos hermana a todos, explotadores y explotados; que el virus no hace distinción de clases sociales, que esto es una causa nacional encierra una falsedad, oculta que no todos estamos en las mismas condiciones para enfrentarla, producto de las diferencias sociales generada por el propio sistema. Entonces los gobiernos como el nuestro no tienen ante la realidad más que reconocer que hay algunos que son “privilegiados” y otros que son “vulnerables”.
En quinto lugar en nuestro país la crisis económica con cierres, retiros y quiebras de empresas se venía produciendo, pero quedó a la vista y se agudizó con la pandemia. Hoy algunas empresas ante esta situación se benefician transfiriendo al Estado las obligaciones con sus trabajadores enviándolos al seguro de paro, la mayoría de los cuales son “despidos encubiertos” poniendo al límite las arcas del Banco de Previsión Social y la necesidad de que el Estado se haga cargo de todo sin que estos asuman los costos, o sea sin arriesgar sus propios capitales. Nos preguntamos dónde quedó la responsabilidad social empresarial tan garganteada.
En sexto lugar no compartimos que el Fondo Coronavirus creado por el gobierno para hacerle frente a la epidemia sea financiado con quita a los salarios de los empleados públicos y jubilaciones que superen los 80.000 pesos líquidos (sólo afecta al 19% de las personas y dejan afuera ingresos no laborales como Rentas, Dividendos y Ganancias)por dos meses, cuando la canasta familiar supera ese monto.
¿Quiénes deberían financiar este fondo? Los que durante años han percibido exoneraciones tributarias del Estado, los bancos privados, los inversores extranjeros, los sojeros y el agronegocio, los que lucran con la suba del dólar, los dueños de los frigoríficos, de los parques eólicos privados, las zonas francas, las multinacionales del agua embotellada (¿Será esta la hora de Estatizarlas?), las empresas tercerizadas que lucran con el Estado, en definitiva hacerles detracciones al gran Capital, no quitar a los salarios de los trabajadores que nadie les ha dado nada y que lo que verdaderamente se hace es pagarles por su trabajo.
¿Quiénes son los responsables que hoy no contemos con los fondos económicos necesarios para hacer frente a esta emergencia? Los diferentes procesos de privatización de lo público, que año a año han venido recortando el presupuesto a la salud, la educación y la vivienda social, mientras contribuían con exenciones al gran capital, dinero que no ingresaba a las arcas del Estado; utilizando el erario público para favorecer las tercerizaciones a todo nivel.
En séptimo lugar exigimos, hoy más que nunca, hacerle detracción al gran capital, de empresas y personas dueñas de miles de hectáreas de campo, de la industria, de empresas que perciben subsidios o están exonerados de impuestos, banqueros, exportadores y zonas francas, así como los que se llevan nuestros bienes comunes, forestales, arroceros, sojeros, ganaderos, los que han amasado fortunas con casi dos décadas de crecimiento y se siguen beneficiando con la suba del dólar en más de un 12%.
Es necesario suspender todos los beneficios con que cuentan los grandes sectores empresariales del agronegocio, conjuntamente con negocio de la privatización de nuestras cuencas con la Ley de Riego, que contaminan y degradan nuestros suelos generando impactos negativos sobre la calidad de nuestros cursos de agua, la producción de alimentos, la salud y la vida de la mayoría de la población.
En octavo lugar ¿qué pasa con el contrato abusivo ROU-UPM?, que nos obliga a pagar más de 4.000 millones de dólares. Esta fortuna saldrá una vez más del bolsillo de los trabajadores, solo para que se instale la Planta de celulosa UPM2 en el Río Negro.
Tenemos una oportunidad única para rescindir ya este contrato. La cláusula 7.1 a 7.5 del mismo le permite al gobierno por “causas extraña no imputable” involuntarias (como esta epidemia y emergencia sanitaria), rescindir el contrato. De este modo se dispondría del capital previsto para UPM2 (4 mil millones de dólares) para combatir la epidemia y empezar a reconstruir un país productivo de alimentos libres de todo tipo de contaminantes para todos los uruguayos y el mundo.
En noveno lugar rechazamos los anuncios del gobierno de asumir préstamos del FMI, BID, CAF, para enfrentar la crisis del COVID 19. En ese sentido, reclamamos ante la emergencia sanitaria la suspensión al pago de la Deuda Externa, para priorizar la salud de los más vulnerados en esta crisis social y económica. 2.800 millones de dólares por año se pagan, una verdadera sangría, de una deuda que es impagable e ilegítima.
La desocupación que asciende día a día por decenas y decenas de miles de trabajadores, más de 400.000 trabajadoras y trabajadores no tienen cobertura de seguro y la mayoría de los que van al seguro de paro pierden hasta el 50% de su ingreso,más los nuevos despidos, más los trabajadores informales que hoy no pueden trabajar y no tienen qué llevar a la mesa familiar, ¿Quíen hará el esfuerzo para pagar los alquileres (más de 1 de cada 5 hogares)? exige que se coloque la Vida, la Salud y la Alimentación primero antes que pagar una deuda al servicio del capital financiero.
Esta no es solo una guerra contra el COVID 19, es una guerra de conquista y entrega de nuestro territorio y nuestros bienes naturales. Es la Guerra por el Agua. Un buen disfraz encontraron los saqueadores, ladrones de cuello blanco, del mundo rico y sus socios locales, para que aceptemos dócilmente como un rebaño, su crisis económica, porque ya no podemos consumir lo que antes consumíamos y han dejado abandonadas a millones y millones de personas en el mundo, marginadas, acorraladas por sus guerras, por la crisis económica y climática desertificando los suelos.
¿Cuarentena, quiénes, en qué condiciones, qué se oculta?
Los gobernantes nos “exhortan” mediáticamente a realizar la cuarentena (a aquellas personas que tienen vivienda y dinero), para no hacerse cargo realmente de los sectores más vulnerables de la sociedad, lo que significaría tomar las medidas económicas que anteriormente enunciamos. ¿Nos preguntamos si el mercado va a auto-regular las condiciones mínimas para realizarla, les dejamos nuestra salud y vida a su merced tutelados por los aparatos represivos? ¿Qué ha sucedido al interior de muchos hogares donde se está haciendo la cuarentena, la violencia sobre quiénes recae?
¿Qué sucede con nosotras, las mujeres, ancianas, niñas? Nos exhortan a quedarnos en nuestras casas para no correr riesgos, ocultando e ignorando que son nuestros “hogares” espacios de inseguridad, ya que son los mismos varones con los que vivimos los que nos violentan y abusan. ¿Qué sucede cuando las condiciones de precariedad se agravan y quedan exacerbadas y se multiplican las demandas y exigencias de cuidado que recaen sobre nuestros cuerpos y nuestro trabajo invisibilizado?
Los Explotadores para seguir manteniendo la opresión sobre nuestros pueblos y sus privilegios no tiene ningún reparo en reconocerlo: les sobran ancianos a los que deben pagar sus jubilaciones, les sobran pobres, les sobran jóvenes rebeldes, mujeres que no callan y marchan por las calles del mundo que desestabilizan el orden mundial y sus pretensiones recolonizadoras y patriarcales. La pandemia se convierte en un arma para exterminio de la población no conveniente a su bolsillo e intereses.
El Agua es Esencial para la Vida.
El Agua y el Saneamiento son Derechos Humanos Fundamentales.
Defendiendo el Agua, defendemos la Vida.
Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida, CNDAV
porelaguayporlavida@gmail.com